lunes, 10 de enero de 2011

1º caso del país: A juicio narcos que hicieron una escuela para lavar dinero

Los narcos invierten el dinero obtenido por la venta de estupefacientes en todo tipo de negocios. La justicia denomina lavado a ese accionar, que tiene como objetivo el blanqueo de la plata de origen espurio. Se trata de una investigación que llevó más de cinco años, cuya instrucción culminó recientemente el fiscal federal de la localidad correntina de Paso de los Libres, Benito Antonio Pont, que tiene a siete personas procesadas, ahora a la espera de sentarse en el banquillo de los acusados del Tribunal Oral Federal de Corrientes.

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En pocas semanas, comenzará el primer juicio en Argentina por una causa de estas características, con el agravante de que la banda acusada -liderada por un sujeto apodado El Comandante- había construido un lujoso colegio primario para chicos de familias de la alta sociedad.

Se trata de una investigación que llevó más de cinco años, cuya instrucción culminó recientemente el fiscal federal de la localidad correntina de Paso de los Libres, Benito Antonio Pont, que tiene a siete personas procesadas, ahora a la espera de sentarse en el banquillo de los acusados del Tribunal Oral Federal de Corrientes.

Fuentes de la Unidad de Información Financiera (UIF) calificaron el caso como muy pesado y explicaron que la causa está siendo monitoreada por el organismo, por las ramificaciones que tiene y los puntos de contacto con otros expedientes por lavado de dinero del narcotráfico que están a punto de llegar a debate oral. Estamos dando una lucha a fondo con este tema, dijo el vocero.

Inversión educativa

El nivel de impunidad de la banda acusada llegó al punto de levantar un colegio en la ciudad de Candelaria, en la provincia de Misiones. La construcción del edificio comenzó en 2007 y, en tiempo récord, comenzó a funcionar en 2008, con una matrícula inicial de 200 alumnos, de jardín de infantes y primaria.

El proyecto fue desarrollado con todos los lujos, no se privaron de nada. Los alumnos eran hijos de familia acomodadas, dijo una fuente judicial.

De acuerdo a la pesquisa culminada por el fiscal Pont, el grupo narco estaba liderado por un conocido delincuente apodado El Comandante, con antecedentes por robos a bancos y propietario de prostíbulos. La banda empezó a crecer con negocios vinculados a la compra de marihuana proveniente de Paraguay, que era vendida en diversas zonas del país, como Corrientes, Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe y Córdoba.

Comercializaban marihuana y un poco de cocaína, incluso en países limítrofes, como Brasil, Uruguay y Chile, dijo el vocero, precisando que se hizo un seguimiento profundo de los pasos de los miembros, que iban y venían a estos lugares.

La investigación pudo determinar que la banda creció económicamente en un corto lapso, de manera impresionante, adquiriendo propiedades y bienes, prueba de lo cual resulta de la gran cantidad de elementos secuestrados, como autos de lujo, motocicletas, inmuebles, dinero y otros elementos.

Uno de estos gastos fue la construcción de la escuela en Candelaria, ciudad ubicada 30 kilómetros al norte de Posadas.

Déficit compensado

El fiscal Pont profundizó en la línea de la escuela, descubriendo que se construyó en menos de un año, comenzando a funcionar a principios de 2008. Al concretarse el allanamiento en el predio educativo, que contaba con todos los permisos necesarios por las autoridades provinciales, los efectivos de Gendarmería que colaboraron en la causa secuestraron dos automóviles, un cuatriciclo, 40.000 pesos, 7.000 dólares, tres tarjetas de crédito, joyas de oro y un televisor de plasma de 42 pulgadas.

La situación llegó a la justicia por el aporte de un testigo reservado. Entre otras cosas, resultaba llamativo el valor de las cuotas, de 90 pesos, una suma irrisoria para el nivel del establecimiento, con informática y clases de idiomas incluidas.

Tenemos evidencias de que allí se lavaba parte de las ganancias que generaba la venta de estupefacientes. Claramente la escuela resultaba deficitaria en términos reales, explicó la fuente consultada.

Una de las procesadas fue una mujer, que figuraba como dueña de la escuela y era nada menos que la pareja del jefe de la banda. Además, fueron imputados otras cinco personas, que cumplían distintos roles dentro del grupo delictivo. En un momento, comenzaron a cambiar de movimientos, seguramente anoticiados de la investigación.

Pero siguieron lavando dinero sucio, con la compra de inmuebles u elementos valiosos, dijo el vocero judicial. Los sujetos fueron procesados y detenidos, pero luego la Cámara de Apelaciones optó por liberarlos, a la espera del juicio, que se calcula comenzaría a mediados de marzo.

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