Jefe de la Fuerza Aérea durante la primera presidencia de Carlos Menem, el brigadier general José Antonio Juliá, padre de los dos hermanos detenidos el domingo en el aeropuerto El Plat de Barcelona, fue investigado a fines de los ’90 por su relación con empresas de Alfredo Yabrán y hasta sus últimos meses de vida por enriquecimiento ilícito. Su hijo Gustavo Adolfo, piloto del avión que transportaba 900 kilos de cocaína, se desempeñó como gerente económico-financiero del PAMI hasta la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, cuando se descubrió que también era proveedor de los vuelos sanitarios contratados por la obra social como miembro del directorio de la empresa Medical Jet SA. La firma había sido creada por Juliá padre luego de su pase a retiro y se benefició de los contratos del PAMI desde los tiempos de Víctor Alderete hasta la gestión como interventor de Horacio Pacheco, designado por el presidente interino Eduardo Duhalde y médico personal de los hijos del caudillo bonaerense. También por Medical Jet voló durante años a Catamarca el gremialista Luis Barrionuevo, titular de la denominada CGT Azul y Blanca.
El brigadier Juliá comandó la Fuerza Aérea entre el 11 de julio de 1989 y el 15 de julio de 1993. Se hizo famoso luego de que su antecesor, el brigadier Ernesto Crespo, lo acusara de ser responsable de la fortuna de Yabrán, a quien Juliá siempre negó haber conocido. Las sospechas surgieron cuando trascendió que como jefe de la fuerza había firmado contrataciones directas con Villalonga Furlong, empresa vinculada con el entonces desconocido empresario. Ese contrato dio origen a las sociedades Interbaires, que se adueñaron del negocio de los free shops de los aeropuertos, e Intercargo, que ofreció el servicio de rampas en el aeropuerto de Ezeiza, dos de los negocios más rentables del cartero.
“No fue un error” la sociedad de la Fuerza Aérea con empresas que se atribuían a Yabrán, se defendió Juliá en 1998, cuando una comisión “antimafia” lo interrogó en la Cámara de Diputados. “Nadie sabía quién era Yabrán, que saltó a la notoriedad en 1995, cuando (Domingo) Cavallo hace la denuncia y se empieza a hablar de mafia”, se defendió. “Mientras la Fuerza Aérea estuvo a cargo de Edcadassa, hasta 1992, yo controlé a la empresa y no hubo irregularidades. Sí las hubo fue después de que me fui, cuando el Ministerio de Defensa tomó la dirección del control aduanero”, señaló. El titular de Defensa eran entonces Erman Gonzalez, el amigo personal de Juliá que lo convirtió en “hombre de confianza” de Menem.
El padre de los hermanos caídos en desgracia nació el 14 de julio de 1934. Como oficial de la Fuerza Aérea estuvo destinado en Paraguay y Bolivia, donde también fue agregado aeronáutico. Durante la guerra de Malvinas fue jefe de operaciones de la Fuerza Aérea Sur, que brindó asesoramiento en todas las operaciones aéreas de combate. El secretario de Planeamiento del dictador Leopoldo Galtieri era entonces el brigadier retirado José Miret, padre del otro argentino detenido en España. Durante una entrevista, Juliá calificó el conflicto bélico como una cruda y útil lección de la que rescató como saldo positivo el adiestramiento adquirido por los pilotos argentinos. En la Semana Santa de 1987, en nombre del brigadier Ernesto Crespo, jefe de la Fuerza Aérea, ofició de interlocutor ante Aldo Rico, sublevado en Campo de Mayo al frente de los carapintada.
Como comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Juliá fue denunciado por haber firmado un contrato por 18 millones de dólares con la empresa Cesel SA para la compra de material destinado a la reconversión de aviones Mirage, causa en la que finalmente fue sobreseído. También fue un entusiasta impulsor del proyecto misilístico conocido como Cóndor II, desactivado durante la presidencia de Menem. “Es un proyecto que la Argentina no puede detener y que está prácticamente terminado. Lo que es discutible es su exportación o no a determinadas zonas calientes del mundo”, dijo mientras arreciaban las presiones del Reino Unido y de los Estados Unidos para que Argentina se deshiciera de esa tecnología. “Tuve peleas muy fuertes con el canciller (Guido) Di Tella por esto de las ‘relaciones carnales’ con los Estados Unidos. No llegué a las trompadas pero... Para mí el proyecto Cóndor era muy bueno”, lamentó años después.
En noviembre de 2000, el fiscal federal Paulo Starc comenzó a investigar al militar retirado por enriquecimiento ilícito: durante sus tres años como funcionario de Menem su patrimonio se había incrementado en más de 450.000 dólares. El año del pase a retiro, Juliá se compró un terreno de 1324 metros cuadrados en Martínez, a un costo de 300 mil dólares. Construyó un chalet de tres pisos con piscina que diez años después fue valuado en 1.150.000 pesos. En 1994, luego de vincularse con Lanolec, empresa que Yabrán reconoció como propia, creó Medical Jet y Federal Aviation, donde figuraban varios miembros de su familia. Juliá murió a los setenta años, el 17 enero de 2005.
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