Por: Romina Arosio.
Quiero en mi ciudad, políticos comprometidos con nuestros derechos humanos, que abarca la dignidad de la vida misma, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida que incluya la reivindicación de los bienes primarios o básicos. Quiero a políticos que denuncien, la explotación permanente y constante de los miles de trabajadores. Me gustaría que los políticos, dejen de realizar un discurso vacío y burdo, sobre las condiciones de la mujer en toda su expresión e implementen políticas de igualdades de género.
Quiero a políticos que no sostengan dobles discursos, pugnando por una justicia social, que desde sus bancas de poder, no ejercitan. Quiero que no me hablen de pequeñeces, porque quién piensa pequeño, nunca alcanzará la grandeza de la dignidad y la inclusión. Quiero a políticos, con discursos políticos e ideologías formadas, que me demuestren, con trabajo, que realizan cambios que afectan de manera directa a ésta sociedad. No quiero a políticos, que repitan como loros, un discurso que no les pertenece y se miran en espejos que no los reflejan. Pretendo encontrar variedades de fórmulas que se hayan formado mediante el consenso absoluto del convencimiento, que mediante la unificación de “ideas” lograrán una ciudad con mayor educación, con más inclusión, más trabajo, más desarrollo, más cultural y no a un grupo de personas que se juntan para derribar a otras.
Quiero a políticos, que trabajen para que las condiciones de mi pueblo en los barrios más carenciados, sean subsanadas. Quiero a políticos, que reivindiquen que nuestra salud, es pública y totalmente gratuita y que generen políticas institucionales que así lo acrediten. Quiero oir proyectos culturales, que sin distinciones, enseñen a nuestros chicos, sobre las artes del mundo y que todo eso sea gratuito.
Quiero encontrar a un político que se juegue y defiendan con todas sus fuerzas, los derechos que tenemos como ciudadanos y que sean un ejemplo, para que la gesta de un hombre nuevo, comprometido, sea una realidad y no una mera utopía de letras.
Estoy cansada, de escuchar que vivimos sumergidos en una inseguridad plena y que para solucionarla se necesitan cámaras de seguridad. Me pregunto si filmando a una persona que delinque, se termina con el verdadero flagelo de no ser capaces de generar espacios para que los que no tienen la oportunidad de trabajar, no tengan que llegar a auto marginarse, porque hay una institución que no garantiza al ciudadano, encontrar otros caminos, mediante el desarrollo de su persona y su ciudad.
Me indigna escuchar a profesionales médicos e incluso, tenerlos en lugares de poder político y no haber encontrado una sola mejora en la salud pública. Donde en vez, de sociabilizarla, se la está arancelando y privatizando. Ni de una vereda, ni de otra, se hace nada para que esto no ocurra. Al contrario, sobre este tema, solo existe un silencio de tumba.
Como ciudadana, pretendo encontrar discursos con contenido y no meras excusas de que no se puede hacer nada. Espero, que los candidatos, dejen alguna vez de subestimar a la masa popular, cada vez que se presentan con una bolsita en la mano, para cambiarla por un voto. Estoy cansada que me engañen diciendo que sin estructura, nada pueden hacer porque para hacer política se necesita plata. Dinero infernal, que a ellos les sirve para venderse mediáticamente como lo comprometidos que no son. Porque jamás he visto, a ningún candidato sentarse en los barrios humildes, -que dicen-, irán a defender para por ejemplo: dictar clases de cómo leer y escribir a los analfabetos que tenemos. Y para desarrollar esa clase de política, no se necesita dinero, se necesita voluntad de trabajo y un profundo amor por ese que no tiene oportunidad de acceder a un conocimiento indispensable.
Quiero a políticos, que sepan cuál es su función y que no me salgan luego con el cuentito a que vienen a dar lo mejor de sí. Porque lo mejor de sí, termina por ser luego, descuentos de tasas de higiene a casas de juego, alunamientos de pedidos de informes a funcionarios sospechados de corrupción, falta de control de los destinos del dinero público. Pretendo encontrar en mi ciudad, a candidatos que forjen la realidad para transformarla en hechos concretos de igualdad de condiciones.
Quiero políticos de conciencia. Conciencia de lo que tenemos que soportar los que no tenemos más oportunidad de las que nos generamos día a día para poder tener nuestro plato de comida en la mesa. Quiero a políticos, que se dignen a verse en el pueblo y no en chamigismos baratos con el que se sienta al lado de su banca.
Y sobre todo, quiero a políticos demócratas, que trabajen para demostrar que son lo que dicen y no sólo palabras huecas y vacías que se olvidan en una alianza oportunista, con la chata visión de hacerla, en un intento de golpismo bastardo. Porque si así comprenden a la transformación, estaremos en presencia de dictadores disfrazados.
Estoy convencida, que existe esas maneras de vivir, porque las practico con mi compromiso todos los días, desde el pequeño lugar que me toca. Y hay que forjarla, educando, participando, dudando, tomando conciencia de la realidad, proyectando, creando la forma de volverlo realidad.
¿Es tan difícil? ¿Es una utopía? ¿Es un delirio? ¿Un sueño? No. Es una exigencia. Exijo tener no menos que candidatos con convicciones que reflejen las verdaderas necesidades de mi pueblo. Lo exijo, porque mi voto, no es un regalo, no es por “pobrecito”, no es por chamiguismo ni por bronca ni a cambio de una bolsita. Mi voto es el depósito de mi representatividad en una banca democrática y no quiero menos de lo que pretendo de un candidato, en un espacio democrático de política legislativa.
Romina Arosio.-
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